La ciencia ficción debe tener algún componente real, que nos identifique como víctimas o victimarios. Desde el principio de esta película, muchos de nosotros nos veremos en los zapatos del protagonista de una manera arraigada y constante o, quizás, de una manera débil y poco frecuente, pero siempre hemos pasado por ese estado. Al final, el círculo se completa con una reflexión que, particularmente, me hizo sentir como cuando me leyeron la primera fábula en el colegio. 4.5/5.0
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